-¡Alicia! Qué alegría encontrarte por fin…
-¿Cómo?
-Te he estado buscando desde el día que nos separamos. Por todas partes te he buscado, Alicia, créeme.
-Perdona pero creo que te estás confundiendo…
-Tengo tantas cosas que contarte…
-Yo no me llamo…
-Supongo que habrás leído las cosas que he escrito sobre ti, espero que no te haya parecido mal…
-…Alicia.
-Era que te echaba de menos, y escribir sobre ti era una forma de tenerte cerca.
-¿Nos conocemos?
-No, Alicia, realmente nunca llegamos a conocernos, de verdad. Conocer nuestras almas.
-¡Que no me llamo Alicia!
-Siempre fuiste esquiva conmigo, Alicia, como si algo te diera miedo.
-Hombre, pues un poco de miedo sí que me estás dando.
-¡Lo sabía! Alicia, vuelve conmigo.
-¡Déjame en paz! ¡Yo no soy Alicia!
-Ni un solo día he dejado de soñar con tu cuerpo…
-¡No me toque!
-Todas las veces que hicimos el amor…
-¡No me toques! ¡Socorro!
-¡Ay, Alicia! ¡No me pegues con el paraguas!
-¡Socorro! ¡Policía!
-¡Ay! ¿Ves, Alicia? Ya me has hecho sangre.
-¡Déjame en paz! ¡Loco! ¡Idiota!
-¡Ay!
-¡Imbécil!
-¡Ay!